En el día de ayer sucedieron muchas cosas en Ammán. Al punto de la mañana, un autobús transportó hasta Jordania a unos 25 pacifistas arrestados en los barcos de la flotilla. La mayoría de ellos eran jordanos, si bien parece ser que también había personas de otros países árabes. Este grupo fue expulsado de Israel y transportado hasta Jordania en autobús a través del paso fronterizo de Allenby,el mismo en el que hace dos semanas le fue denegada la entrada a Noam Chomsky cuando iba a dar una conferencia en una universidad palestina.
Los expulsados fueron alojados en un hotel de la ciudad mientras se preparaban para un acto que tuvo lugar a las 20:00 horas. Mientras, a las 16:30, se convocó una manifestación ante las puertas de la embajada de Israel en Jordania.
Este acto finalmente se celebró a un kilómetro de la embajada judía, ya que estaba literalmente tomada por fuerzas del orden jordanas y el ejército ( jeeps con ametralladoras, bulldozers, soldados fuertemente armados, etc), con los cuales se quiso evitar todo tipo de enfrentamiento.
La posición del gobierno jordano no deja de ser delicada, pues si bien dice apoyar la causa palestina y critica al estado judío, su economía depende completamente de las ayudas que recibe del exterior, fundamentalmente de Estados Unidos, y no se puede permitir el lujo de dar una imagen de desorden en su interior, con lo que pone todo el interés del mundo en evitar que aquí se produzcan hechos violentos.
A las 16:30, en los alrededores de la mezquita de Al Kaluti, en el barrio de Rabía, se concentraron los manifestantes. Primero aparecieron los miembros del partido comunista y los de los partidos palestinos de corte secular, y al rato se congregaron los seguidores de los Hermanos Musulmanes, principal apoyo de Hamas en la zona.
Al contrario que en ocasiones anteriores, donde incluso han acabado a golpes entre ellos, esta vez quisieron dejar patente su unidad, frágil y momentánea, ante los asistentes. Todos los grupos coreaban himnos en el los que se pedía la salida de la embajada de Israel de suelo jordano, se comparaba a los judíos con los cerdos o aclamaban que eran una nación que quiere volver a su tierra, Palestina.
Los líderes escenificaron su unión en el momento en el que formaron todos en fila y leyeron un manifiesto de repulsa ante la barbarie israelí contra la población civil y de apoyo a todos aquellos que luchan y apoyan el movimiento palestino. Los gritos de “Alá es el más grande” cerraron el final de la lectura. Antes ya se había procedido a la habitual quema de banderas isrealíes.
En total, alrededor de 400 personas, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos, se reunieron en la explanada de la mezquita durante más de una hora bajo la atenta mirada de los antidisturbios, que se encontraban cercanos prestos actuar si era necesario. No hubo ningún incidente y los actos continuaron por la tarde con los detenidos en los barcos.
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