martes, 23 de marzo de 2010

Mujereando

Conforme más tiempo paso aquí, más cuenta me doy de que la mujer, pese a que esté mejorando su situación en la sociedad, continúa siendo la que debe servir el café si hay invitados en casa o no sonreir a un hombre por si acaso piensan que es una "fresca".  Durante un tiempo pensé que cada vez estaban mejor, pero cuando hablo con chicas jovenes siempre encuentro las mismas opiniones. Yo, además, tengo la suerte de ser una extranjera cómplice de sus opiniones convertida en una vía de escape cuando la expresión de las ideas va más allá de lo políticamente correcto.

Reem me cuenta que el año que viene se va a Inglaterra. No se quiere separar de su familia, pero irá para estudiar un máster. Me hace mil preguntas sobre Europa y yo le cuento lo que pienso. Le digo que allí se sentirá como una más, no como una menos o como ninguna. Ella me dice que allí podrá hablar de política, porque aquí no se puede. También que allí podrá hablar con chicos y sonreir sin problemas. Pero aunque se integrará bien, su costumbre de evitar miradas masculinas será difícil de cambiar. Muchas veces, cuando quedan fuera de la vista de otras personas, sus amigas y ella discuten sobre las relaciones sexuales previas al matrimonio. Su última conclusión es: ¿Por qué no se puede? Y eso que Reem es tan religiosa que, el día que pensamos en lo que nos llevaríamos si nos fuéramos a una isla desierta, ella dijo: "Una foto de Jesús".

Isra es de otra manera. Isra censura con la mirada cualquier comentario que su cabeza no pueda concebir. Su rey es maravilloso (¿y por qué no?) y  su meta es casarse (¿y por qué no?). Isra no se plantea un cambio porque ella vive bien y es feliz. No habla con sus amigas de la diferencia entre hombres y mujeres, es más, la aprueba. Y dice que internet va en contra de la religión. Isra opina muy mal sobre el hecho de que las extranjeras no estén casadas. La última pregunta que me ha hecho ha sido: ¿No te parece raro que todas estas mujeres no se casen?

Para mí, ambas son magníficas. Aunque me gustaría que hubiera cada vez más mujeres como Reem. Tradicionales pero inconformistas. 



miércoles, 17 de marzo de 2010

Agujeros más que negros

Ayer noche estuvimos en una cena-fiesta en casa de un amigo español en Ammán. Todos los asistentes eran extranjeros (entre ellos muchos españoles) y la gran mayoría trabajan en organizaciones como la ONU, la UNRWA, la UNESCO y otras por el estilo. Todos ellos jóvenes, con buenos currículum, que dominan más de tres lenguas y demás. Nada que objetar.

Eso sí, siempre que estamos con gente de este mundillo –algo que pasa con mucha frecuencia, ya que Ammán está plagada de organizaciones de este tipo y sus correspondientes trabajadores-, sale a relucir el tema del dinero: lo que cobran, lo que gastan, cómo derrochan cantidades ingentes en proyectos que no van a ningún sitio, etc.

Creo que a nadie se le escapa que estas organizaciones, que mueven miles de millones, tienen un punto oscuro (o mejor dicho, un agujero) que traga dinero de manera pantagruélica y que hace oscurecer la buena labor que en ocasiones puedan desarrollar en ciertos lugares.

Que un hombre, por muy jefe que sea, cobre 12.000 dólares al mes en un país donde el sueldo medio anda por los 300 es inmoral. Más aún si forma parte de una organización como la ONU que se supone que está aquí para paliar la pobreza y la desigualdad y ayudar a los que lo necesitan (con un dinero que, por cierto, viene de nuestros gobiernos, lo que equivale a decir que viene de nuestros bolsillos).

El caso es que si estas personas, millonarias, cuya “empresa” les paga aparte de éste exorbitante sueldo la casa (que no suelen ser precisamente modestas), coche, dietas y demás, solucionaran los problemas de verdad, pues a lo mejor podíamos pensar que es un dinero bien invertido. Pero no hay más que ver cómo está la situación y cuánto tiempo lleva así para darse cuenta de que no es el caso.

Que se gasten 100.000 dólares en un taller de fin de semana es asqueroso. Hotel de cinco estrellas (sale a más de 300 euros la noche por persona) a orillas del Mar Muerto y con excursiones planeadas para el día. ¿Será que no hay otro sitio más barato dónde poder organizarla? Aparte, dietas para los asistentes (algunos de los cuales residían en Ammán, que está a una media hora en coche, pero que pasaron la noche allí), comida gourmet, etc. A todo trapo, no vaya a ser que no se concentren bien.

En fin, que uno de los presentes, que previamente había trabajado en la Comisión Europea, aún nos dijo que en Europa es mucho peor, y que en comparación con lo que estábamos hablando, los gastos en Europa comparados con los de esta gente eran pecata minuta (solo los días de vacaciones que tienen ya asustaban).

Esta es la gente que arregla el mundo. En breve hay una reunión de alto nivel de la ONU en Río. Pues bien, lo que más preocupaba a uno de estos jefazos sobre dicho meeting es a cuánto quedaba Copacabana de Río. Seguro que dejan algún tema sin solucionar, no vaya a ser que se acabe el chollo…