domingo, 18 de abril de 2010

Viaje a Egipto

Hoy hace justo una semana que volvimos de nuestro viaje por Egipto. Ha sido toda una experiencia, en las que gentes, paisajes y sobre todo El Cairo no han dejando de impresionarnos. Hemos vuelto con montones de imágenes nuevas, no todas de nuestro agrado, pero que sirven para hacerse una somera idea de cómo es realmente este país.

Sin duda alguna, más que cualquier pirámide o paisaje, lo que más nos ha impactado es la pobreza del país. Si uno busca por Internet, verá que Egipto, pese a todos los turistas que recibe y las ayudas (sobre todo militares y económicas) que recibe de Estados Unidos y compañía, ocupa un lugar más que rezagado en los índices de desarrollo, riqueza y demás. Hombres y mujeres de más de 80 años mendigando –algo que en ninguno de los países de Oriente Medio habíamos visto hasta ahora-, niños de la calle que malean por las calles, suciedad omnipresente, alimentos que no invitan a uno a sentarse a la mesa cuando los ves y alguna cosa más conviven con unas gentes alegres y amables que dotan al país de una vitalidad fuera de lo común.

Porque si algo rebosa en Egipto es vida. Las riberas del Nilo, de un verdor y riqueza que le dejan a uno atónito; sus lugares turísticos, muchos de ellos milenarios; sus zocos llenos de hombres, mujeres y niños pululando entre miles de pequeñas tiendas; un tráfico que no cesa jamás y que con sus bocinazos compone la música de sus calles; las barcas iluminadas como una feria en las que bailan mientras navegan por el río; o los rincones escondidos para las parejas de novios que buscan un lugar donde contarse sus amores.

Todo esto, sumado a la vida de las calles comerciales, sus bares, restaurantes y cafeterías y los jardines que pueblan sus espacios –algunos realmente muy bellos- dotan de una vitalidad bestial a uno de los mayores y más populosos países africanos.

Sí que nos hemos sentido en ocasiones agobiados, pero si uno se toma la molestia de salirse de las rutas turísticas, de compartir transporte con ellos y de comer en los restaurantes a los que los egipcios acuden, se descubre una realidad y una gente que nada tiene que ver con la que se conoce desde el hotel de cuatro estrellas y el autobús que te lleva a todas partes o el crucero que te remolca por el río.

En fin, un viaje más que recomendable, aunque creemos que para conocer bien este país se necesitaría al menos un mes, pero toda aproximación merece la pena. Cairo, Luxor, Aswan, Alejandría y El Alaméin han sido nuestros destinos, los cuales os describiremos con detalle a la par que os contaremos cómo son sus gentes y lo que hemos llegado a atisbar de su cultura. Próxima entrega, El Cairo.

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