martes, 16 de junio de 2009

10 curiosas diferencias












1Los sofás. En la mayoría de las casas no hay. Unas cuantas tienen, pero nada que ver con España. Se lleva más lo de poner una especie de “sofás para el suelo”, que son algo así como colchones con respaldo en los que te sientas con las piernas cruzadas. Tienen muchos cojines y son muy grandes (cubren tres de las cuatro paredes del salón). Eso sí, el echar una siesta en el sofá después de comer, aquí no lo conocen. A ver si lo exportamos!

2- Las cucarachas. ¡Son gigantes! Si juntamos una patria con una de aquí, la nuestra no tiene nada que hacer. Son muy grandes, rápidas, aguantan vivas aunque las pises y las tires a la taza de váter y algunas tienen unas antenas más largas que mi dedo índice. Sobrenaturales, oiga.

3- Los baños. Dan para un capítulo aparte. La mayoría de las casas no tienen taza, sino letrina. En vez de papel de váter hay una manguera con la que te limpias después de hacer lo tuyo y que a la vez sirve para empujar el plastón al fondo. Y si se da el caso de que encuentras una taza, el papel higiénico no se tira a la taza, sino a una papelera que siempre hay al lado (y que generalmente está a rebosar). Por lo visto, el sistema de cañerías es bastante débil, y si la gente tirara el papel pues se atascaría cada dos por tres.

4- Se come con las manos. Hay cubiertos, y si quieres puedes usarlos, pero la gran mayoría de la gente de aquí no lo hace, así que ya estamos más que acostumbrados. Se come con pan, ¡con mucho pan! Son como el de pita en España de los kebabs pero mucho más grandes y finos. Coges un cacho en la mano, y con él envuelves todo aquello que quieras comer, desde el arroz a unas habas, la ensalada, una crema o el pescado. ¡Al final te lavas las manos y listo!

5- El tabaco. ¡Aquí se fuma hasta en una sala de operaciones!. No es que en España nos quedemos a la zaga en eso del fumeteo, pero aquí es algo exagerado. En coches, autobuses, edificios públicos y privados y hasta mientras te preparan un bocata. Aquí un hombre me ha llegado a enseñar todo orgulloso como su hijo de seis años fumaba una narguila. Una vez nos dijeron que el 90% de los hombres de aquí fumaban. Creo que exageraban, pero no mucho.

6- Los ascensores. No se si es que no hay, que me imagino que sí, pero en casi cinco meses que llevamos aquí no nos hemos montado ni en un solo ascensor. Una vez vimos uno, pero era solo para trabajadores del edificio. La cosa es que hemos estado en casas viejas y nuevas, y en ninguna de ellas lo hemos visto. ¿Será para quemar toda la nicotina subiendo escalones?

7- La decoración de tiendas y coches. Es algo increíble!! Les encantan las lucecitas de colores, las flores de plástico, los corazones de peluche y las musiquitas. Cuando una furgoneta echa marcha atrás y empieza a sonar La Lambada alucinas. Algunos coches tienen hasta sonidos de sirenas y demás como pito, ¡algunos hasta consigue que les hagan paso! Lo de las luces es por demás. La primera impresión que tienes al ver la ciudad es que toda ella es un puticlub, porque está llena de neones verdes, rojos y azules de esos que pueblan las carreteras de la Meseta castellana (y no tan meseta). Así como la amabilidad y la solidaridad son dos de sus puntos fuertes, el del buen gusto es uno de los muy débiles.

8- Después de hacer el amor, a la ducha. ¡¡Es algo impepinable!! Según nos han dicho, sino lo haces, estas en algo así como en pecado. Además, es que si no te duchas te entra sueño, estás más débil y no se qué más. ¿Y si lo vas a hacer más de una vez? Pues al final, pero claro, ¿Pero, cómo sabes que lo vas ha hacer más de una? Según nos dijeron, ¡¡eso se sabe y punto!! Por descartado, si la mujer tiene la regla, ni acercarse (lo dicen los médicos y estudiosos, no cualquiera).

9- Las botellas de Coca-Cola son de 2,25 litros, y las de Sprite, Coca-Cola y demás que en España son de un litro aquí son de 1,25. ¿Por qué? Ni puta idea.

10- Los services. Son los autobuses de línea de aquí, como furgonetas grandes (y la mayoría bien destartaladas) en las que caben unas trece personas. Para subir solo hay que levantar la mano por donde pase la que tu quieres (no hay paradas fijas) y para bajar, pues se le echa un chillo al conductor donde uno quiere (con lo cual a veces en una calle paran hasta tres veces). Vales 9 liras, aunque solo existen monedas de 10. Los que se van montando en la parte de atrás le dan el dinero al de adelante y este al de adelante y así hasta que llega al conductor, y las vueltas vienen por el mismo camino. El peor asiento es el de detrás del conductor, tienes que estar pasando dinero todo el rato y abriendo y cerrando la puerta cada dos por tres. Otro mundo, aunque muy útil.

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